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EL “NO” DE FRANCIA A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA Y SU REPERCUSIÓN EN POLÍTICA SANITARIA

El día 29 de octubre de 2004, los 25 jefes de Estado firmaron en Roma la Constitución Europea, eje central de Europa, que delimita las competencias de la Unión y las de los Estados miembros, respetando y coexistiendo con las Constituciones nacionales de cada uno de ellos. La constitución aprobada en España el pasado 20 de febrero en referéndum ha sido rechazada ahora por los franceses convirtiéndose así en los primeros ciudadanos que vuelven la espalda a un texto aprobado ya en nueve países de la UE.

Si bien el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa trata la política sanitaria de forma dispersa, diferenciando dos ámbitos como el de la salud y la seguridad, lo cierto es que el primero de ellos (art. I-17a) se perfila como una acción de apoyo, coordinación o complemento en la que la Unión tiene una función armonizadora, y el segundo (art. I-14k), referente a los asuntos comunes en materia de seguridad pública, se instaura como una competencia compartida entre la Unión y los diferentes Estados miembros.

El Tratado, a pesar de sus luces y sus sombras, supone un claro avance en materia sanitaria, actuando desde un nivel de apoyo, en el que se respetan las responsabilidades de los Estados miembros en lo que se refiere a la definición de su política de salud, la gestión y organización interna, prestación de servicios sanitarios y atención médica de cada Estado miembro de la Unión. El Tratado potencia el derecho a la salud y garantiza de manera inequívoca el respeto a la dignidad humana, el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, garantizando, expresamente, un nivel de protección alto y la acción conjunta de todos los Estados miembros. Por tanto, a pesar de que en la redacción final, la salud no sea una de las competencias compartidas con los Estados miembros, el Tratado, sin duda alguna, supone una evolución en aras de la protección de la salud humana y en materia de cooperación sanitaria entre los países miembros de la Unión Europea.

Lamentablemente la victoria del “NO” en el Referéndum francés rompe la inercia positiva de la construcción europea y abre un período de incertidumbre e introspección, que afectará a su Política Sanitaria.

Publicado en Redacción Médica el Martes 31 de mayo de 2005. Número 124.AÑO I